L U C I F E R
Capitulo II
Hace
muchos miles de años, antes de que la tierra fuera tierra y la humanidad la
habitara. Una guerra se llevó a cabo en el reino de los cielos. El Arcángel Miguel
fue el encargado de expulsar a Lucifer y un grupo de ángeles rebeldes que se
alzaron ante el poder divino de Dios, impidiendo que nunca más regresaran al
paraíso.
Pronto el ángel caído se convirtió en el amo de las
tinieblas, estableciendo su reino en las profundidades de la tierra. Luego de
ser expulsado su corazón ennegreció y albergo en él todos los sentimientos negativos que
cualquier ser pudiese experimentar. Así pues, organizó al inframundo en siete
distintos niveles, dejando a sus hombres de mayor confianza a cargo de cada
uno. De algún modo realizaba el trabajo “sucio” al recibir en sus terrenos a
todas aquellas almas pecadoras.
A lo largo de la historia estuvo presente en el
universo terrenal, manifestándose a veces en animales u otras como un simple
humano. Se permitía el lujo de convivir con los mortales. Muy a diferencia de
la leyenda que lo rodeaba en la cual se le describía como una bestia con cuernos
y similar a un minotauro, en realidad, él y los otros seis príncipes del infierno
eran dueños de una extrema y casi perfecta belleza, todos alguna vez
fueron ángeles y poseían esa virtud que se conservaría por toda la eternidad. Más
importante aún, en su interior…muy en el fondo sobrevivía ese sentimiento que
ni la soberbia, ni el exilio había logrado extinguir.
El amor.
. .
.
Al llegar a su departamento se deshizo del saco gris Oxford
que llevaba puesto, aflojó la corbata color borgoña y quitó las mancuernillas
de los puños de la camisa. Suspiró con fastidio, adoraba vestirse bien, pero no
dejaba de molestarle tener que vestir tan formal en algunas ocasiones. Se
acercó al mini bar y descorchó una botella de Cabernet, vertiendo el líquido en
una elegante copa.
Se deslizo con pasos cautelosos por la sala de estar
hasta llegar a su sofá, se sentó y bebió un poco de su vino.
-¿A qué has venido? –Preguntó en voz alta.
-¿Le has visto? -Una voz con eco se escuchó por el pasillo.
-Ajá, pero no sé a qué viene todo ese interés. –Después
de terminar la pregunta una sombra apareció delante de él.
-Dime, ¿es guapo?
-Supongo… -Encogió sus hombros restándole importancia
al comentario y dio un nuevo trago al vino. –No es mi tipo, se ve tan… ¿angelical?
-Imagino que es un requisito para estar allá arriba.
-¿Vas a decirme lo que quieres con ése o no? –La sombra se acercó un poco más hasta
que una tenue luz que se colaba por la ventana iluminó su rostro.
-No creo que sea asunto tuyo, pero si quieres puedo
mostrarte. –Dio un par de pasos más para estar justo delante del chico que estaba
sentado. Con sus varoniles dedos sujetó la
delicada barbilla del otro levantándola para mirarlo fijamente. Se
inclinó hacía el uniendo su nariz a la suya.
-Te he dicho que no me gusta que me trates así. –Dijo mientras
se escapaba de la mano que lo sostenía.
-¡No me vengas con eso, hemos hecho cosas peores!
-Sí, pero incluso nosotros podemos arrepentirnos. Aún
si somos lo que somos, te parece normal que un padre tome a su hijo.
-Me parece delicioso y sé que tú piensas lo mismo.
-¡BASTA!
-Para ser un demonio que se alimenta de sexo no haces
un buen trabajo, hermanito. –Una nueva voz se unió a la conversación.
-De verdad no puedo tener privacidad siquiera en este
mundo, si planean hacer una reunión familiar háganla en sus propias casas y a mí
no me vengan a joder con sus tonterías.
-Tranquilo…deberías estar contento de que al menos
nosotros te soportamos. –Un pelirrojo de facciones delicadas y casi afeminadas
apareció sentado junto a él.
-Hee, para con eso, no queremos que nuestro pequeño se
moleste. –El pelirrojo se puso de pie y fue al mini bar para servirse una copa
de vino.
-Lo consientes demasiado, por eso se porta así. Pensé
que ese era mi papel en esta familia.
-¿De verdad piensan quedarse aquí? Por qué si es así,
me voy… no tengo ganas de escuchar a ninguno de los dos. –Un humo negro se
extendió por su cuerpo y el castaño desapareció para aparecer de nuevo en la
calle vestido ahora con unos pantalones y camiseta casuales.
. .
.
Estaba seguro, sabía lo que tenía que hacer, pero… ¿cómo?
Rascó su cabeza, cuando se ponía nervioso la comezón lo invadía y en ese
momento, estaba nervioso. Mucho.
Tranquilízate
Siwon, no debe ser muy difícil… sólo hay que encontrar un hotel y pedir una
habitación, sólo eso.
Sí, los ángeles eran seres de suma inteligencia, sin
embargo no todos los días viajan a un universo que no es el suyo y se ven en
esas situaciones. Decidió seguir caminando hasta que se encontrara con un hotel.
¿Por qué y qué estaba haciendo ahí? Desde lo lejos
pudo ver que el ángel no tenía ni idea de dónde estaba parado, pensó que en
cualquier momento entraría en pánico, sería gracioso verlo gritarle al cielo en
busca de alguna respuesta y él estaría ahí para cuando ese momento llegara. Aun
así le preocupaba el verlo tan angustiado, a pesar de que su cara no lo
expresaba era fácil adivinar que en su interior el terror lo mataba.
Hasta los demonios tenemos un lado bondadoso ¿no?
Comenzó a seguirlo, iba algunos metros detrás de él
para que el otro no sintiera su presencia, Se fijó entonces en su cuerpo que
estaba envuelto por un sencillo pero elegante suéter blanco de cuello redondo,
su cabello negro estaba perfectamente peinado levantando un discreto copete a
su lado derecho. El castaño metió sus dedos entre su cabello, definitivamente era
mucho más largo que el del ángel. De nuevo puso atención a su cuerpo, su
espalda era ancha, y se podía notar lo fuerte de sus brazos bajó un poco más la
mirada hasta encontrarse con su cintura tan delgada que contrastaba y hacia
lucir mucho mejor su parte superior. Se mordió el labio cuando sus ojos se
encontraron con su trasero tan redondo y perfecto, se preguntó si era el efecto
de los pantalones negros que llevaba o si en realidad estaba tan bien formado.
Negó con la cabeza, sabía o más bien creía que aquel
suculento muchacho no entraba en lo que él consideraba “su tipo” durante siglos
se alimentó de cuerpos femeninos como bien había dicho su hermano mayor. La
vida de un incubo podía ser atractiva para cualquier otro demonio o para los
humanos, colarse en las habitaciones de cualquier mujer que deseara y poseerla.
Sin embargo desde hacía un tiempo a él ya no le agradaba esa manera de vivir,
su energía se regeneraba cada vez que tenía sexo con alguien y era eso lo que
le permitía permanecer en el mundo terrenal después se dio cuenta que el
quedarse en el inframundo por largas temporadas tenía el mismo efecto aunque no
tenía la misma duración. Los últimos doscientos años estuvo dormido hasta que
su hermana Seohyun lo despertó.
Ella y su hermano Heechul fueron quienes explicaron la
vida del mundo moderno a Kyuhyun.
Pasó doscientos años sin tener relaciones con ninguna
mujer y mucho menos con un hombre, para eso estaba Seo que al igual era una súcubo…y
Heechul, al último le daba igual, se enredaba con cualquier cosa que se moviera
a pesar de que él no era hijo de Asmodeo poseía un grado enorme de lujuria.
Concentrado en
sus pensamientos no se percató que Siwon se había detenido en la esquina de la
calle esperando a que el semáforo cambiara de color para poder avanzar y
terminó estampándose contra su espalda cayendo al suelo.
Siwon se giró para observar y se sorprendió de verlo
ahí. Antes de hacer alguna pregunta extendió su mano para que se levantara.
-¿Te has hecho daño? –Preguntó Siwon mientras buscaba
los ojos del otro. Kyuhyun se negó a tomar su mano y se levantó por sí mismo.
-¿Vas a estar caminando así toda la maldita noche?
Seguramente no tienes un lugar a dónde ir ¿verdad?
-Pensaba alquilar una habitación en un hotel.
¿Se podía ser más tonto? Cómo podía contar sus planes
así como así a un completo desconocido, empezaba a creer que eso de que los
ángeles son seres inteligentes era sólo un cuento.
-Ven te llevaré a uno seguro, con la pinta que tienes
la gente de aquí puede pensar que eres un chico rico que está perdido. –Comenzaba
a odiar esa parte buena de él que ni siquiera sabía que existía.
Siwon comenzó a seguirlo, no conocía su nombre pero le
inspiraba confianza y prefería estar con alguien que ya había visto un par de
veces ese día que estar solo.
Espera, era la tercera vez que se encontraba con él.
-¿Quién eres? –Siwon se detuvo en seco.
-Pensé que me preguntarías eso hasta que te hubiera
secuestrado y dejado sin un centavo. Mi nombre es Kyuhyun y puedes estar
tranquilo, no tengo ni la más mínima intención de hacerte daño.
-¿Cómo sabes mi nombre?
-Digamos que soy adivino. Además de una buena persona
que no piensa dejar a un tonto como tú tirado a media calle en una ciudad como
esta.
Siwon no estaba seguro, debía enojarse o estarle
agradecido.
Después de retomar el camino llegaron hasta un hotel
que tenía un buen aspecto, entraron y una agradable señora los recibió.
-Buenas noches, una habitación sencilla por favor. –La
mujer buscó una de las tarjetas en el mostrador y se la entregó a Kyuhyun. –El joven
ocupará la habitación durante una semana, por favor procure que cuente con todo
lo necesario. Yo vendré mañana para pagar lo que sea necesario.
Los ojos de Siwon se abrieron lo más que pudo e
intento decir algo, pero Kyuhyun no lo dejó.
-Ya has oído, vendré mañana. -Sin decir más Kyuhyun le
dio la tarjeta y salió del hotel.
. .
.
-¿Seguro que no te cambiaron al nacer? Juraría que
pareces más un ángel que demonio. ¿No estarás pensando en meterte con el
juguetito de Lucifer o sí? –Heechul apareció a su lado mientras se dirigía a su
departamento.
-Tan sólo sentí lastima por él. No sé cuál es el
problema.
-Lo sabes, sabes que Lucifer tiene planes y que ese
tipo está dentro de ellos, es la primera vez que te portas tan bien con uno de
los de arriba.
-Es la primera vez que me encuentro con uno.
-Debes mantener distancia, eres mi hermano pequeño y
te quiero, de verdad me preocupas… desde que Lucifer se hizo cargo de ti después
de que tu padre te tirara como una basura has sido su favorito, no dejes que un “blanquito”
cambie eso.
-¿Basura eh?
-¡Anda! Sabes que no lo digo de mala gana, pero es la
verdad.
-No te creo tu preocupación. ¿Por qué debería confiar
en alguien que asesino a su propio padre tan sólo para conseguir un trono en el
infierno?
-Porque desde que tú y yo llegamos a vivir como hijos
de Lucifer hemos pasado siglos conviviendo como hermanos y el hecho de ser el
señor de la soberbia no me quita mis sentimientos. –Kyuhyun lo miró lleno de
incredulidad.
-Como sea, no estoy interesado en el ángel…
. .
.
Kyuhyun
Era un nombre con un sonido dulce y aunque aún tenía
muchas dudas sobre él pensaba darse un tiempo para resolverlas. No imaginó que
su estadía en la tierra sería tan interesante.
Sus ojos tenían un lindo color café, su mirada es
dulce a pesar de su carácter que intenta ser duro, pero si en realidad fuera
alguien así no se habría preocupado por llevarlo a ese lugar. Quizás podrían
ser buenos amigos.
. .
.
-¿Crees que va a traicionarme?
-No lo sé, insiste en no estar interesado pero sus
acciones demuestran lo contrario.
-Quiero que me mantengas informado de todo lo que pase
¿Entendido? –Heechul se inclinó ante él
haciendo una reverencia.
-Así será, Padre.
Muero! Kyu siempre tratando se hacerse el duro >.<'
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