Quiero, de verdad que quiero continuar con A Man In Love, pero aún tengo dudas sobre algunas situaciones con ese fic, pero como el WonKyu me inspira de una manera muy muy loca, mi cabecilla ha seguido trabajndo con historias sobre esos dos, en esta ocasión les traigo algo que en lo personal me gusta mucho. AMO la lucha entre el bien y el mal y más cuando esa lucha lleva a algo más fuerte...
En fin, espero que les guste ^^ Gracias por leer!
L U C I F
E R
Capitulo i
La vida en el cielo es bella y tranquila, como se
supone debe ser, la paz habita cada rincón del paraíso donde las almas
encuentran la plenitud eterna, a veces Dios permite que uno de sus ángeles
conozca y disfrute la vida terrenal por un corto lapso de tiempo para que
recuerden lo valioso que es habitar el reino de los cielos.
De apariencia
masculina, pulcra, inocente y sincera, la belleza de Siwon iba mucho más allá
de su físico, de entre todos los ángeles se destacaba por su corazón noble,
siempre regido bajo las leyes del supremo. Él constantemente se acercaba a Dios
para cuestionarle sobre la vida de los humanos ¿Por qué renegaban tanto de ese
precioso regalo que era “vivir”? Sin duda ser un ángel no era cualquier cosa,
pero anhelaba poder conocer todo eso que existía en el plano terrenal, salir un
poco de toda esa perfección. Luego de pensarlo por mucho tiempo, Dios permitió
que Siwon bajara a la tierra y conociera por él mismo las respuestas a todas
sus preguntas.
Pues bien…ahora estaba ahí, rodeado de gente que le
empujaba y miraba feo, algunas mujeres lo miraban asombradas. Se preguntaba si
sus alas seguían pegadas a su espalda.
-¡Hey Muévete! ¡No ves que llevamos prisa, niño bonito!
–Dijo un hombre con gesto malhumorado
-Oh lo siento. -Siwon agachó la cabeza a modo de
disculpa y regaló una sincera e impecable sonrisa al sujeto, éste se quedó atónito
ante la respuesta del joven, como si su sonrisa lo hubiese deslumbrado,
parpadeó un par de veces para aclarar su vista. Carraspeó la garganta y siguió
su camino. Aun estando unos metros más adelante giraba su rostro para observar
a Siwon.
Aunque muchas de las cosas que veía le parecían novedosas
tampoco era que fuera ajeno a todo eso, en el cielo todos estaban al tanto de
los avances tecnológicos y en general de todo lo que existía en la tierra. Se
podía decir que tenían los mejores lugares para observarlo. Aun así era
inevitable el no dejarse asombrar por esas calles tan llenas de gente que
corría a toda prisa, seguramente para llegar a tiempo a su trabajo o escuelas,
él sabía lo importante que es la puntualidad, así sea en el cielo, la tierra o
incluso en el infierno.
Corea, ese era el nombre del País que Dios eligió para
el ángel, caminando sin un destino exacto repartía cálidas sonrisas a
cualquiera que tenía contacto visual con él. Quienes lo veían experimentaban
una extraña sensación de paz que les llenaba de un calor y felicidad agradable.
La tierra no parecía un lugar tan malo, al menos no esa parte de ella.
Se detuvo por un momento en un pequeño parque adornado
con árboles verdes, la vista contrastaba con el resto del lugar repleto de
edificios automóviles y el bullicio propio de una ciudad del tamaño de Seúl. Delante de él una gran fuente se dejaba ver haciendo ver más
tranquilo el ambiente del parque, dejó que el sonido del agua que caía llenara sus
oídos y se relajó, pensó por un momento que se encontraba en casa. Las risas de
unos niños lo sacaron de sus pensamientos.
Un grupo de aproximadamente veinte niños llegó al
parque, dos mujeres de edad no muy avanzada los cuidaban, vestían unas batitas
bastante simpáticas, supuso que se trataba de algún recorrido escolar o algo así. Los miraba contento
parecía que la mayoría de los niños tenía entre 4 o 5 años, sus mejillas
regordetas y sus pasitos un tanto torpes los hacía lucir aún más tiernos.
Dos niñas se acercaron hasta donde se encontraba Siwon
debajo de uno de los árboles para cubrirse del sol de mediodía.
-Hola Oppa. – ¿Oppa? Siwon no conocía el
significado de esa palabra, pero contestó a las niñas levantando su mano
derecha agitándola un poquito.
-Hola pequeñas.
¿Por qué no están con sus profesoras? –Preguntó con una sonrisa en sus labios.
-Queremos ver
las alas de oppa… -Contestó una de ellas con una risita nerviosa. Siwon por su
parte se sorprendió, sabía que sus alas ya no lo acompañaban, una de las reglas
para bajar de la tierra era deshacerse de toda evidencia angelical que pudieran
tener, tal era el caso de las alas y la aureola. Al visitar el plano terrenal
todos los ángeles se convertían en mortales comunes y corrientes.
-¿Mis alas? –Dijo
en un intento para distraer a las niñas
-Sí, déjanos ver
un poquito…
Siwon sabía que
los niños a esa edad podían darse cuenta de ciertas cosas, como observar presencias
de la gente que se quedaba estacionada en el limbo, o adivinar cuando los
adultos los estaban engañando, también podían observar a los ángeles, pero él
ahora mismo no era un ángel.
En ese momento
una de las profesoras fue con las niñas y las alejó de Siwon. Luego se disculpó
por si las niñas le habían molestado. Él aclaró que no había sido así.
Terminó con su descanso
y siguió su camino. Hacía constates paradas en los lugares que llamaban su
atención y leía todos los letreros con los que se topaba o con casi todos,
estaría una semana en ese lugar y tenía que estar bien informado.
La tarde
avanzaba y su estómago reclamaba algo de comida, jamás en toda su celestial vida
había utilizado dinero y es que bueno, en el paraíso el dinero no es para nada
necesario. Dios sabía que en la tierra
las cosas no se manejaban de igual manera y que los humanos buscaban
cualquier excusa para conseguir esos pedazos de papel llamados billetes, siendo
él el todo poderoso entrego a su pequeño ser divino una cantidad de dinero, sólo lo suficiente para los días que estaría de visita.
Pasaron un par
de horas y la noche caía, estaba tan fascinado por la visión nocturna que tenía
aquella ciudad que se olvidó por completo del hambre que comenzaba a sentir.
Todo estaba lleno de luces de distintos colores, tan diferente al cielo que
siempre estaba iluminado por una luz blanca. Pero entonces algo atrajo su
atención mientras pasaba delante de un local con un gran ventanal.
Giro su rostro
para mirar a dentro del lugar, se encontró con la imagen de un joven castaño
con un perfil perfecto, labios carnosos y rosados. Estaba sorprendido no sabía
que existieran seres tan hermosos y perfectos fuera del paraíso. El castaño
levanto con elegancia una copa llena hasta la mitad de algo que parecía ser
vino, la movió suavemente y después hundió su nariz dentro de la copa mientras
cerraba sus ojos. Al final dio un gran sorbo.
Siwon se fijó en
el nombre del establecimiento, se trataba de un bar. Frunció el ceño, sabía que
esos lugares no siempre eran del todo buenos, además de que fomentaban los
vicios de la gente. Siwon observó de nuevo al chico, se preguntó que hacía
alguien tan joven y tan lindo en un lugar como ése, lo vio lamer sus labios
para recoger los restos de bebida que quedaban en ellos, el gesto en sí le
pareció algo extraño y más porque después de lamerlos, sus labios trazaron una
sonrisa de medio lado y una de sus cejas se arqueó de manera provocativa.
Sentenció aquella como una acción llena de lascivia que estaba dirigida a
alguien, pero ¿a quién? Su curiosidad lo
obligó a dirigir su mirada a la misma dirección hacia el lugar donde veía el
otro. Parecía que observaba a un hombre alto, delgado con cabello largo y negro hasta los hombros,
vestido con un traje satinado, negro en su totalidad igualmente se trataba de
un hombre atractivo, pero parecía mucho mayor que el castaño de los labios
perfectos.
El hombre
contestó al chico con otra sonrisa mientras delineaba con uno de sus dedos el borde de su copa. Siwon permanecía atento a
la escena hasta que el más joven giro su rostro y lo miró fijamente al
percatarse que era vigilado, frunció el ceño cuando escrudiñó desde lejos al
ángel.
Una sensación
desagradable recorrió el cuerpo de Siwon, nunca había sentido algo similar, estaba
incómodo. El Castaño regresó su mirada al interior del
bar y conecto visualmente de nuevo con el hombre del traje negro.
Siwon optó por
alejarse de ese lugar y seguir su camino, seguro había cosas más interesantes
que admirar a un joven tan hermoso.
Su posición de
NO ángel le permitía experimentar placeres terrenales (al final ese era el
sentido de la visita otorgada por el Señor) sin embargo al ser un ángel tan
obediente no evitaba sentir algo de culpa, como si todas esas cosas que quería
lo incitaran al pecado, como la comida, deseaba probarla todos aseguraban que “abajo”
se comía de maravilla. ¿Si comía mucho o demás contaría como gula? Intentaba
reprimir su necesidad de alimento, pero no soportaría mucho tiempo más.
A unos pasos de
donde él se encontraba se podía ver una pequeña carpa de lona iluminada con
luces amarillas, en todo el camino recorrido se había topado con varios puestos
que lucían de esa manera, pensó que se trataba de algo característico del lugar
y se dirigió sin dudarlo hasta allá.
Ser un ángel
tenía tantas ventajas ahora que lo veía de esa manera, no quería ser pretencioso
pero seguramente ellos eran los únicos que conocían todos los idiomas hablados
en cada rincón de este planeta, estaba tan agradecido por eso.
En el interior
de la carpa bastantes personas cenaban una extraña comida, no distinguía bien
lo que era, pero definitivamente ese color rojo intenso le preocupaba un poco,
no sabía lo que era enfermarse y no pretendía averiguarlo en su primer día como
mortal, pero la gente que estaba ahí parecía disfrutarlo y bastante. Preguntó a
una de las personas que atendían el lugar por el nombre del platillo.
Repitió un par
de veces la palabra para sí mismo “Kimchi” el olor era penetrante y un poco… no sabía
cómo describir exactamente. Dejó caer sus hombros y sonrió resignado pero
divertido. “Que Dios nos cuide”
Ordenó un poco
de ese Kimchi y se sentó en una de las mesas que estaban desocupadas luego de
que una familia terminara de cenar. Hasta él llegó un plato con la comida y un
par de palillos de acero, no había tenido oportunidad de comer con esos
artefactos antes, pero puso atención en como lo hacía la chica que estaba
sentada unas mesas adelante y de inmediato entendió la técnica. Cualquiera
pensaría que llevaba comiendo toda una vida con esos palillos.
El primer bocado
tocó su lengua, al principio se quedó estático por el sabor, luego de unos segundos
y tras haberlo pasado más por urgencia que por gusto comenzó a jalar aire con
su boca para refrescarla.
-No deberías
comer algo que no conoces. –Dijo el que estaba a su lado mientras extendía un vaso
con agua. Siwon rápidamente dio un trago terminando con el líquido de uno solo
sin siquiera averiguar quién se lo ofrecía.
-G-Gracias –Alcanzó
a decir con el aliento ya un poco recuperado, para su sorpresa la persona
sentada a lado suyo era el castaño del bar.
-No sé
cómo los deja andar por aquí si ni siquiera saben cuidarse…-Murmuró el castaño.
Siwon lo miró confundido ¿Acaso ese tipo sabía lo que era? –Bueno, intenta no
morir mientras estás aquí. -Se puso de pie y llamó a la que bien podría ser una
mesera. –Toma cariño, cobra de aquí lo que coma el sujeto de aquella mesa.
Puedes quedarte con el cambio. –La muchacha se quedó sorprendida y volteó a ver
a Siwon quien tenía la misma cara de sorpresa, no estaba muy seguro pero podía
confiar en que el dinero que tenía la chica en su mano era más que el que él
tenía para toda esa semana. El castaño regalo un guiño a la mesera y otro más
al ángel. –Creo que nos encontraremos con bastante frecuencia, Siwon.
Siwon estaba tan
confundido que incluso sintió un poco de mareo. ¿Quién era ese hombre y por qué
le conocía? …
Me encanta esta muy bueno ♥
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