miércoles, 9 de abril de 2014

((Fan Fic WonKyu )) - L U C I F E R - Capítulo I

¡Hola!
Quiero, de verdad que quiero continuar con A Man In Love, pero aún tengo dudas sobre algunas situaciones con ese fic, pero como el WonKyu me inspira de una manera muy muy loca, mi cabecilla ha seguido trabajndo con historias sobre esos dos, en esta ocasión les traigo algo que en lo personal me gusta mucho. AMO la lucha entre el bien y el mal y más cuando esa lucha lleva a algo más fuerte...

En fin, espero que les guste ^^ Gracias por leer!






                                                                  L U C I F E R

Capitulo i



La vida en el cielo es bella y tranquila, como se supone debe ser, la paz habita cada rincón del paraíso donde las almas encuentran la plenitud eterna, a veces Dios permite que uno de sus ángeles conozca y disfrute la vida terrenal por un corto lapso de tiempo para que recuerden lo valioso que es habitar el reino de los cielos.

De  apariencia masculina, pulcra, inocente y sincera, la belleza de Siwon iba mucho más allá de su físico, de entre todos los ángeles se destacaba por su corazón noble, siempre regido bajo las leyes del supremo. Él constantemente se acercaba a Dios para cuestionarle sobre la vida de los humanos ¿Por qué renegaban tanto de ese precioso regalo que era “vivir”? Sin duda ser un ángel no era cualquier cosa, pero anhelaba poder conocer todo eso que existía en el plano terrenal, salir un poco de toda esa perfección. Luego de pensarlo por mucho tiempo, Dios permitió que Siwon bajara a la tierra y conociera por él mismo las respuestas a todas sus preguntas.

Pues bien…ahora estaba ahí, rodeado de gente que le empujaba y miraba feo, algunas mujeres lo miraban asombradas. Se preguntaba si sus alas seguían pegadas a su espalda.

-¡Hey Muévete! ¡No ves que llevamos prisa, niño bonito! –Dijo un hombre con gesto malhumorado
-Oh lo siento. -Siwon agachó la cabeza a modo de disculpa y regaló una sincera e impecable sonrisa al sujeto, éste se quedó atónito ante la respuesta del joven, como si su sonrisa lo hubiese deslumbrado, parpadeó un par de veces para aclarar su vista. Carraspeó la garganta y siguió su camino. Aun estando unos metros más adelante giraba su rostro para observar a Siwon.

Aunque muchas de las cosas que veía le parecían novedosas tampoco era que fuera ajeno a todo eso, en el cielo todos estaban al tanto de los avances tecnológicos y en general de todo lo que existía en la tierra. Se podía decir que tenían los mejores lugares para observarlo. Aun así era inevitable el no dejarse asombrar por esas calles tan llenas de gente que corría a toda prisa, seguramente para llegar a tiempo a su trabajo o escuelas, él sabía lo importante que es la puntualidad, así sea en el cielo, la tierra o incluso en el infierno.

Corea, ese era el nombre del País que Dios eligió para el ángel, caminando sin un destino exacto repartía cálidas sonrisas a cualquiera que tenía contacto visual con él. Quienes lo veían experimentaban una extraña sensación de paz que les llenaba de un calor y felicidad agradable. La tierra no parecía un lugar tan malo, al menos no esa parte de ella.

Se detuvo por un momento en un pequeño parque adornado con árboles verdes, la vista contrastaba con el resto del lugar repleto de edificios automóviles y el bullicio propio de una ciudad del tamaño de Seúl.  Delante de él  una gran fuente se dejaba ver haciendo ver más tranquilo el ambiente del parque, dejó que el sonido del agua que caía llenara sus oídos y se relajó, pensó por un momento que se encontraba en casa. Las risas de unos niños lo sacaron de sus pensamientos.

Un grupo de aproximadamente veinte niños llegó al parque, dos mujeres de edad no muy avanzada los cuidaban, vestían unas batitas bastante simpáticas, supuso que se trataba de algún recorrido  escolar o algo así. Los miraba contento parecía que la mayoría de los niños tenía entre 4 o 5 años, sus mejillas regordetas y sus pasitos un tanto torpes los hacía lucir aún más tiernos.  

Dos niñas se acercaron hasta donde se encontraba Siwon debajo de uno de los árboles para cubrirse del sol de mediodía.

-Hola Oppa. – ¿Oppa? Siwon no conocía el significado de esa palabra, pero contestó a las niñas levantando su mano derecha agitándola un poquito.
-Hola pequeñas. ¿Por qué no están con sus profesoras? –Preguntó con una sonrisa en sus labios.
-Queremos ver las alas de oppa… -Contestó una de ellas con una risita nerviosa. Siwon por su parte se sorprendió, sabía que sus alas ya no lo acompañaban, una de las reglas para bajar de la tierra era deshacerse de toda evidencia angelical que pudieran tener, tal era el caso de las alas y la aureola. Al visitar el plano terrenal todos los ángeles se convertían en mortales comunes y corrientes.
-¿Mis alas? –Dijo en un intento para distraer a las niñas
-Sí, déjanos ver un poquito…

Siwon sabía que los niños a esa edad podían darse cuenta de ciertas cosas, como observar presencias de la gente que se quedaba estacionada en el limbo, o adivinar cuando los adultos los estaban engañando, también podían observar a los ángeles, pero él ahora mismo no era un ángel.
En ese momento una de las profesoras fue con las niñas y las alejó de Siwon. Luego se disculpó por si las niñas le habían molestado. Él aclaró que no había sido así.

Terminó con su descanso y siguió su camino. Hacía constates paradas en los lugares que llamaban su atención y leía todos los letreros con los que se topaba o con casi todos, estaría una semana en ese lugar y   tenía que estar bien informado.

La tarde avanzaba y su estómago reclamaba algo de comida, jamás en toda su celestial vida había utilizado dinero y es que bueno, en el paraíso el dinero no es para nada necesario. Dios sabía que en la tierra  las cosas no se manejaban de igual manera y que los humanos buscaban cualquier excusa para conseguir esos pedazos de papel llamados billetes, siendo él el todo poderoso entrego a su pequeño ser divino una cantidad  de dinero, sólo lo suficiente  para los días que estaría de visita.
Pasaron un par de horas y la noche caía, estaba tan fascinado por la visión nocturna que tenía aquella ciudad que se olvidó por completo del hambre que comenzaba a sentir. Todo estaba lleno de luces de distintos colores, tan diferente al cielo que siempre estaba iluminado por una luz blanca. Pero entonces algo atrajo su atención mientras pasaba delante de un local con un gran ventanal.

Giro su rostro para mirar a dentro del lugar, se encontró con la imagen de un joven castaño con un perfil perfecto, labios carnosos y rosados. Estaba sorprendido no sabía que existieran seres tan hermosos y perfectos fuera del paraíso. El castaño levanto con elegancia una copa llena hasta la mitad de algo que parecía ser vino, la movió suavemente y después hundió su nariz dentro de la copa mientras cerraba sus ojos. Al final dio un gran sorbo.

Siwon se fijó en el nombre del establecimiento, se trataba de un bar. Frunció el ceño, sabía que esos lugares no siempre eran del todo buenos, además de que fomentaban los vicios de la gente. Siwon observó de nuevo al chico, se preguntó que hacía alguien tan joven y tan lindo en un lugar como ése, lo vio lamer sus labios para recoger los restos de bebida que quedaban en ellos, el gesto en sí le pareció algo extraño y más porque después de lamerlos, sus labios trazaron una sonrisa de medio lado y una de sus cejas se arqueó de manera provocativa. Sentenció aquella como una acción llena de lascivia que estaba dirigida a alguien, pero ¿a quién?  Su curiosidad lo obligó a dirigir su mirada a la misma dirección hacia el lugar donde veía el otro. Parecía que observaba a un hombre alto, delgado  con cabello largo y negro hasta los hombros, vestido con un traje satinado, negro en su totalidad igualmente se trataba de un hombre atractivo, pero parecía mucho mayor que el castaño de los labios perfectos.
El hombre contestó al chico con otra sonrisa mientras delineaba con uno de sus dedos  el borde de su copa. Siwon permanecía atento a la escena hasta que el más joven giro su rostro y lo miró fijamente al percatarse que era vigilado, frunció el ceño cuando escrudiñó desde lejos al ángel.

Una sensación desagradable recorrió el cuerpo de Siwon, nunca había sentido algo similar, estaba incómodo.   El Castaño regresó su mirada al interior del bar y conecto visualmente de nuevo con el hombre del traje negro.

Siwon optó por alejarse de ese lugar y seguir su camino, seguro había cosas más interesantes que admirar a un joven tan hermoso.

Su posición de NO ángel le permitía experimentar placeres terrenales (al final ese era el sentido de la visita otorgada por el Señor) sin embargo al ser un ángel tan obediente no evitaba sentir algo de culpa, como si todas esas cosas que quería lo incitaran al pecado, como la comida, deseaba probarla todos aseguraban que “abajo” se comía de maravilla. ¿Si comía mucho o demás contaría como gula? Intentaba reprimir su necesidad de alimento, pero no soportaría mucho tiempo más.

A unos pasos de donde él se encontraba se podía ver una pequeña carpa de lona iluminada con luces amarillas, en todo el camino recorrido se había topado con varios puestos que lucían de esa manera, pensó que se trataba de algo característico del lugar y se dirigió sin dudarlo hasta allá.

Ser un ángel tenía tantas ventajas ahora que lo veía de esa manera, no quería ser pretencioso pero seguramente ellos eran los únicos que conocían todos los idiomas hablados en cada rincón de este planeta, estaba tan agradecido por eso.

En el interior de la carpa bastantes personas cenaban una extraña comida, no distinguía bien lo que era, pero definitivamente ese color rojo intenso le preocupaba un poco, no sabía lo que era enfermarse y no pretendía averiguarlo en su primer día como mortal, pero la gente que estaba ahí parecía disfrutarlo y bastante. Preguntó a una de las personas que atendían el lugar por el nombre del platillo.

Repitió un par de veces la palabra para sí mismo “Kimchi”  el olor era penetrante y un poco… no sabía cómo describir exactamente. Dejó caer sus hombros y sonrió resignado pero divertido. “Que Dios nos cuide”

Ordenó un poco de ese Kimchi y se sentó en una de las mesas que estaban desocupadas luego de que una familia terminara de cenar. Hasta él llegó un plato con la comida y un par de palillos de acero, no había tenido oportunidad de comer con esos artefactos antes, pero puso atención en como lo hacía la chica que estaba sentada unas mesas adelante y de inmediato entendió la técnica. Cualquiera pensaría que llevaba comiendo toda una vida con esos palillos.

El primer bocado tocó su lengua, al principio se quedó estático por el sabor, luego de unos segundos y tras haberlo pasado más por urgencia que por gusto comenzó a jalar aire con su boca para refrescarla.


-No deberías comer algo que no conoces. –Dijo el que estaba a su lado mientras extendía un vaso con agua. Siwon rápidamente dio un trago terminando con el líquido de uno solo sin siquiera averiguar quién se lo ofrecía.
-G-Gracias –Alcanzó a decir con el aliento ya un poco recuperado, para su sorpresa la persona sentada a lado suyo era el castaño del bar.
  -No sé cómo los deja andar por aquí si ni siquiera saben cuidarse…-Murmuró el castaño. Siwon lo miró confundido ¿Acaso ese tipo sabía lo que era? –Bueno, intenta no morir mientras estás aquí. -Se puso de pie y llamó a la que bien podría ser una mesera. –Toma cariño, cobra de aquí lo que coma el sujeto de aquella mesa. Puedes quedarte con el cambio. –La muchacha se quedó sorprendida y volteó a ver a Siwon quien tenía la misma cara de sorpresa, no estaba muy seguro pero podía confiar en que el dinero que tenía la chica en su mano era más que el que él tenía para toda esa semana. El castaño regalo un guiño a la mesera y otro más al ángel. –Creo que nos encontraremos con bastante frecuencia, Siwon.  


Siwon estaba tan confundido que incluso sintió un poco de mareo. ¿Quién era ese hombre y por qué le conocía? …  









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